Se iniciaba el homenaje poético, a la Patrona de Totana, al concluir la celebración de la Eucaristía y el Novenario del sábado 19 de diciembre. Con él, La Fundación La Santa, desea, a través de los textos que se recitaron, poner, una vez más de manifiesto, el sentir, el arraigo, la devoción, el fervor, la veneración y el cariño que Totana profesa a la Mártir emeritense.
Fueron las primeras palabras de reconocimiento y gratitud a las personas participantes en el homenaje poético, destacando su esfuerzo y la ilusión con que han preparado sus aportaciones en ofrenda de fidelidad, a la que es aliento y estímulo en la fe, acicate de esperanza y plenitud, a nuestra querida y venerada Patrona. De igual modo, se tuvieron frases de agradecimiento a las personas que acompañaron en el acto.
Tras la presentación, se iniciaba el recital con la contribución poética de María Dolores Rodríguez, apreciada y querida docente, autora, entre otros de la antología poética, Brisas, publicada en 2012 y miembro de los grupos poéticos Espartaria y Amigos de la Cultura de la vecina ciudad de Lorca. Los poemas que recitó María Dolores forman parte del bagaje patrimonial aportados por la autora a Cuadernos de La Santa. El primero de ellos lleva por título «La Paloma y el Espino», en segundo lugar recitó una serie de pareados de admiración a santa Eulalia, para concluir con el soneto «Tránsito».
A continuación, se pudieron escuchar los ritmos de Juan Ruiz, un murciano nacido en el barrio de Santa Eulalia y totanero de adopción. Es Juan un escritor de larga trayectoria que pertenece a la Asociación Caja de Semillas y que ha publicado una decena de libros, teniendo inéditos otros tantos, que se irán editando a lo largo del año venidero. Es activo en redes sociales, especialmente en su visión particular de la Historia. Recitaba esa tarde el poema o prosa poética titulado «La Santa».
Seguían a esta aportación las palabras de nuestra querida paisana Concepción Cánovas García, escritora de cuentos, de los que ya ha publicado cinco, y conocida con el seudónimo de Morerica Galán, colaboradora de Cuadernos de La Santa con expresivos textos inspirados en santa Eulalia. Dio lectura a una parte de la narración que ha publicado este año en Cuadernos y que lleva por título, «Relato de viaje», un desbordante río de fe que recorre, desde la fluidez de su verbo, la grandeza del fervor y la esperanza eulaliense, una emotiva alegoría sobre ese otro caudal de certeza que es la fe.
Se concluía la primera parte del recital poético con la vibrante aportación de María José Valenzuela, miembro fundador de los Grupos Culturales «Caja de Semillas» y «Di-Versos», comprometida participante en diferentes actividades culturales a nivel regional y nacional, colaboradora en revistas, habiendo participado en el pasado año 2014 en varias antologías poéticas, entre las que destacan, «Animales entre animales» (poesía animalista y solidaria), de la ciudad de Madrid y «43 poetas por Ayotzinapa», de la ciudad de México. Esa noche, María José ofrendó a santa Eulalia dos poemas, en los que puso de manifiesto, con la hondura de su mirada, el enraizado arraigo de la tradición eulaliense en Totana, como también la plenitud de una presencia de fe que inunda de esperanza la atmósfera de nuestra tierra y que la autora lleva grabada con intensa certidumbre en su espíritu.
La segunda parte del homenaje poético se abría con las emotivas y fragantes notas musicales de una joven estudiante del último curso del grado profesional, en la modalidad de flauta travesera, en el conservatorio Narciso Yepes de Lorca, Ana Belén Crespo Moreno, a la que se le agradeció su generosa participación. Con el virtuosismo que caracteriza a Ana Belén, ofreció tres radiantes momentos, el primero de ellos un «Solo de Flauta» de la obra Carmen de Bizet, en segundo lugar una «Sonata» de compositor francés Poulenc, para concluir con otra pieza de similar registro de César Frank.
Tras este expresivo y musical regalo, se tuvo la oportunidad de escuchar la intervención de Isabel Romera Tudela, aledana, poeta de fina sensibilidad y fervorosa devota de santa Eulalia que recitó el poema «Bajo un sol de oro», un canto de belleza a la grandeza de la Mártir, a la ingente devoción que gira en torno a su testimonio. Fueron las suyas, palabras llenas de vida, de color, de vibrante fuerza.
Se cerraba tan lírico momento escuchando el canto de clamor y confianza de Totana en la rogativa de 1903, en la que los hijos de esta tierra le pedían a santa Eulalia bendijese a nuestros campos con el beneficio del agua. Una tirada de versos octosílabos compuesto por Francisco Martínez Aledo en los primeros años del siglo XX y rematada por un conjunto de coplillas. Un texto que, recitado por Mª. José Valenzuela y Juan Ruiz, nos acercaba al corazón de un pueblo que confía en la siempre bienhechora presencia de la mártir emeritense.