Gota Fría, ¿tendremos este año?

El calor extremo del arranque de septiembre ha recalentado la superficie del Mediterráneo

El Mediterráneo es una fuente de vapor de agua capaz de generar tormentas intensas

Cada año en septiembre miramos al cielo con especial atención porque arranca uno de los periodos del año en los que la meteorología en España y, especialmente en el litoral Mediterráneo, se torna más extrema.

No hay fechas exactas, pero habitualmente desde mediados de septiembre hasta mediados de octubre, es más frecuente que se produzca ese fenómeno ya conocido por muchos y que popularmente se denomina Gota Fría. Los meteorólogos, sobre todo estos últimos años, optan por utilizar con más frecuencia un término más técnico, DANA, o lo que es lo mismo, Depresión Aislada en Niveles Altos de la atmósfera.

¿Qué es la Gota Fría o DANAS?

Las DANAS son las encargadas de fabricar nubes de gran desarrollo vertical que a su vez descargan ingentes cantidades de agua sobre un mismo lugar en un espacio de tiempo relativamente corto. Para que eso ocurra, tiene que haber una borrasca en la superficie, a ser posible cerca de una fuente importante de vapor de agua.

Una situación clásica de DANA en nuestro Mediterráneo es aquella en la que la borrasca se posiciona entre el litoral norte de Argelia y las costas del sudeste peninsular, aunque en otras ocasiones puede aparecer más al norte o incluso por ejemplo hacia el este en el Golfo de Cádiz.

Para que esa borrasca situada sobre la superficie llegue a generar lluvias torrenciales,necesitamos que en niveles más altos de la atmósfera (entre uno 5000 y 8000 metros) sobre esa misma posición, el aire esté más frío de lo habitual. Esa bolsa de aire frío aislado (de ahí el nombre DANA) ayuda y mucho a que el vapor de agua se condense rápidamente al ascender favoreciendo la rápida formación de nubes y liberando una gran cantidad de energía en la atmósfera.

Para potenciar aún más el efecto ascendente del aire húmedo, en España hay muchas montañas costeras, el conocido pre-litoral. Contra ellas choca el aire húmedo del mar,favoreciendo aún más su ascensoy potenciando su efecto devastador.

A parte del aire frío en altura y del aire cálido y húmedo en superficie, hace falta la presencia de un factor fundamental que contribuye mucho a que haya gasolina para las nubes, la temperatura del agua del mar.

Este año en agosto, el agua del Mediterráneo no estaba tan caliente como otros años por esas fechas. Pero los calores extremos de los primeros compases de septiembre han ayudado a recalentar algo la superficie del mar a lo largo del litoral Mediterráneo español.A día de hoy, el agua está 2 a 3 o C por encima de la media habitual, y eso se traduce en vapor de agua potencial para formar grandes nubes si todos los ingredientes de inestabilidad coinciden en el mismo lugar.

Sin embargo, mirando al Mediterráneo en conjunto, se aprecia que el agua está en general más caliente de lo habitual, aunque menos que otros años. Eso quiere decir que,durante las próximas semanas, no debería haber tanto vapor de agua para alimentar posibles DANSA.

Además, hay que tener en cuenta, que el aporte de humedad para estas borrascas no solo llega de las costas más cercanas a la península o Baleares, sino que con frecuencia se transporta desde el Mediterráneo central (Córcega, Cerdeña, Sicilia), donde este año el mar no está tan cálido como por ejemplo en 2015.

Independiente de que este año el Mediterráneo en conjunto no tenga tanta temperatura, tanta energía potencial, sigue siendo una fuente de vapor de agua y la capacidad de ayudar a generar tormentas intensas sigue existiendo.

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