El verano ha llegado a su fin y esto conlleva el retorno a la rutina: los madrugones, los atascos, las reuniones… Pero, ¿qué pasa con aquellas personas que no tienen una rutina laboral a la que volver? Pues bien, ha llegado también su momento. Comienza la mejor etapa para fijarse nuevos retos, y empezar esa búsqueda de empleo, una ardua labor que requiere esfuerzo, planificación y análisis.
Lo primero que hay que hacer es actualizar el currículum y hacerlo lo más atractivo posible. Aunque puede ser tentandor enviar el mismo a todas las empresas, conviene adaptarlo a cada solicitud, resaltando las habilidades y experiencias que creas más relevantes para cada puesto.
Del mismo modo, es importante redactar una carta de presentación. Recuerda que no se trata de un resumen del currículum, sino de una forma de expresar a la empresa por qué estás interesado en trabajar con ellos y por qué eres el candidato ideal. Nadie mejor que tú sabe lo que puedes aportar a cada empresa, por lo que debes sorprenderles con tu marca personal.
Una vez cuentas con las herramientas necesarias para buscar empleo, es necesario mantenerse al día de las fuentes donde puedes encontrar tus ofertas de empleo: redes profesionales como LinkedIn o sociales como Twitter y las webs de las consultorías especializadas en selección de talento. Sobre todo, no te olvides de mantener una buena red de contactos, no sólo para obtener información sobre oportunidades no publicadas, sino para conseguir referencias y estar al día de lo que está pasando en el mercado laboral.
La reputación online está ganando también mucho terreno. Cada vez es más usual que los responsables de recursos humanos miren los perfiles de los candidatos en las redes profesionales. Nuestro consejo es que utilices este hecho en tu beneficio. Crea un perfil público y profesional que dé a las empresas la oportunidad de conocerte. Del mismo modo, revisa tu configuración de privacidad en aquellas redes a las que no quieras que accedan.
El momento de la entrevista
Superada la primera etapa del proceso de selección, deberás prepararte para la entrevista de trabajo. Antes de acudir a la cita, asegúrate de recabar la mayor información posible sobre la empresa, el puesto al que optas y tu entrevistador. Visita la página web para informarte sobre la compañía, sus líneas de negocio, sus productos y servicios, su filosofía, y qué se dice de ella en medios, foros,… Esto demostrará un gran interés por tu parte y será valorado positivamente por los entrevistadores.
Recuerda que no hay segundas oportunidades para causar una primera buena impresión. Es por ello que tienes que hacer todo lo que esté en tu mano para ganarte la atención del entrevistador, ser puntual a tu cita y cuidar tu imagen personal y tu lenguaje corporal.
Es cierto que por mucho que te prepares una entrevista, es muy probable que siempre te hagan preguntas un poco difíciles e inesperadas. Sin embargo, debes tratar de proyectar una imagen de confianza. Procura establecer una relación con el entrevistador encontrando puntos en común y utiliza historias para demostrar tus habilidades.
A continuación, te ofrecemos las cinco preguntas más difíciles que te pueden hacer en una entrevista con sus posibles respuestas:
Háblame de ti
El entrevistador espera una respuesta acerca de tu vida profesional (formación, experiencia y logros) así como tus cualidades y objetivos. Recuerda que ya tiene tu currículum, por lo que procura aportar algún dato que no aparezca.
¿Dónde te ves dentro de 5 años?
El objetivo es saber si tienes metas o aspiraciones profesionales. La respuesta debe ser genérica y realista. Para ello, piensa dónde te podría llevar este puesto de trabajo y cómo se alinea con algunas de tus metas profesionales más amplias.
Si le preguntara a tu jefe que te describiera, ¿qué diría?
Si finalmente eres seleccionado, tu nuevo empleador sabrá cómo eres así que trata de ser honesto al responder. Utiliza comentarios positivos de las evaluaciones o charlas que hayas tenido con tus jefes en el pasado.
¿Cuáles son tus debilidades?
Antes de responder, recuerda que todos tenemos defectos y debilidades, y quien crea no poseer ninguno es que no se ha analizado bien a sí mismo. Por ello, habla de ellas con naturalidad y explica qué haces para que no te afecten a la hora de trabajar.
¿Por qué debería contratarte?
Explica al entrevistador qué cualidades tienes que te diferencian de otros candidatos, o qué te hace querer este trabajo por encima de cualquier otro para el que hayas sido entrevistado.
Recuerda que no hay una forma correcta o incorrecta de hacerle frente a una pregunta. Es por ello que el mejor consejo que puedes recibir es el de escuchar con atención las preguntas, pensar en lo que te están pidiendo y ser honesto.
Y lo más importante de todo, aunque hayas sufrido algunos rechazos, no te sientas desanimado, ni pierdas la confianza. Ten en cuenta que en un mercado competitivo, puede haber muchos factores externos que entren en juego y te hagan perder una oportunidad. Por ello, intenta mantenerte motivado y con una actitud positiva a lo largo de tu búsqueda.