Hoy hace 53 años que nació mi hermano menor. Yo tenía 5 y recuerdo aquel día como si lo estuviese viviendo ahora mismo. Hacía mucho frío aquel día y a mi me habían llevado a una "escuela" par aprender el silabario. En realidad era un vieja casa de planta baja, ubicada en la esquina de la calle Raso Andreo y la Cañada, donde ahora se encuentra la Pescadería de los Ortegas.
La Cañada Zamora sin asfaltar y yo, aprendiendo las enseñanzas del Maestro Francisco, al que se conocía como "Maestro Pedregales". Un hombre alto, muy educado, de voz ronca quizás por la cazalla y el tabaco sin boquilla que fumaba sin parar. Recuerdo cu frase cuando se dirigía a mi ante cualquier travesura de niño. "¡Ay lagartón. Lagartón de secano...!". A mi me producía risa aquella frase, que con su ronquera, sonaba mucho mejor.
El "Maestro Pedregales" tenía servicio permanente de "escuela" hasta la noche cuando intentaba que aprendiesen a escribir hombres mayores, curtidos por el trabajo del campo y que en su niñez habían tenido esa oportunidad. Este maestro, vivía (Tenía un relación) con una de las hermanas sevillanas. Unas mujeres de baja estatura, pelo rizado y moreno como el azabache, con la sonrisa siempre en la boca y cultas como ellas solas que vivía en la calle San Ramón, esquina con Calatrava, frente al Horno del Timon, Agustín.
Vinieron a por mi para llevarme a la Maternidad y conocer a mi Diego, el tercer y último hijo de mis padres. Cuando llegué, las mujeres que atendían aquella vieja maternidad, se lamentaban porque era otro varón el hijo de la María y ya eran 3. Me indigné contra todas, cogiendo a mi hermano recién nacido y abrazándolo, mientras gritaba que yo no quería una hermana, mientras mi madre se reía y pedía me sujetasen por si tiraba del nido al recién nacido. Que yo prefería aquel hermano y no otra.
Hoy me dice mi Diego, cuando lo he felicitado por Whatsapp, que se encuentra en Ghana y hace unos días, estuvo en Camerún por motivos profesionales. Las cosas han cambiado y mucho. Pero a mi me parece que es hoy cuando voy camino de la Maternidad -cogido de la mano de mi hermano mayor-, desde la Escuela del "Maestro Pedregales". Quizas mi mente se rebela contra el olvido y recrea los recuerdos para mantenerlos en el hipotálamo hasta el final.
Juan José Cánovas