El diputado del Grupo Parlamentario Socialista Alfonso Martínez Baños ha solicitado en la Asamblea Regional que el Consejo de Gobierno inicie los trámites ante el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte para la Declaración como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad a la “Sociedad Argárica”.
Martínez Baños propone, asimismo, que en tanto se tramite dicha solicitud, la Dirección General de Bienes Culturales adopte medidas para seguir investigando, dando a conocer y poniendo en valor dichos yacimientos, “con el fin de protegerlos y divulgarlos entre los ciudadanos españoles y frente a la comunidad científica internacional”.
El diputado socialista destacó la importancia de esta cultura e indicó que el Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad no se limita a monumentos y colecciones de objetos, sino que abarca también “expresiones que se transmiten de generación en generación, evolucionando en respuesta a su entorno y contribuyendo a infundirnos un sentimiento de identidad y continuidad, creando un vínculo entre el pasado y el futuro, a través del presente”.
Hace 4.000 años, en los albores de la Edad del Bronce, algunas comunidades del sureste de la península Ibérica iniciaron una revolución: la constitución de Estados territoriales. Diversos grupos de personas comenzaron a asentarse en el cerro de La Bastida (Totana) a uno y otro lado de la rambla de Lebor. Su fortificación fue el acto fundacional de la ciudad más antigua de la Europa continental. La Bastida fue uno de los centros que guiaron la expansión de la cultura argárica, mientras que otros asentamientos, como el de la Almoloya (Pliego-Mula), en donde se constituyó el primer Parlamento Europeo, eran la punta de lanza. Por su parte, La Tira del Lienzo,
ubicada en el paraje de Los Yesares, era un asentamiento dentro del territorio que sirvió para almacenar recursos en tránsito desde las comunidades aldeanas de la Vega hacia los asentamientos centrales que controlaban las clases dominantes.
A finales del siglo XIX dos ingenieros de minas descubrieron en El Argar, en la ciudad de Antas (Almería), restos de una sociedad muy avanzada. Desde ese momento se utiliza este topónimo para referirnos a una sociedad que se extendió por más de 35.000 km2 por las provincias de Almería, Murcia, Alicante, Granada, Jaén y Ciudad Real. La Sierra de Espuña fue un territorio nuclear en el asentamiento y expansión de la cultura argárica. Fundamentales fueron los asentamientos de La Bastida y la Tira del Lienzo en Totana, y el de La Almoloya entre Mula y Pliego.
El diputado socialista añadió que la sociedad argárica fue, probablemente, la primera con un sistema político centralizado, jerarquizado y bien delimitado por fronteras, que dispuso de una organización económica articulada en clases, utilizó la violencia para mantener el orden social y creció gracias a las conquistas militares.