Sería el año 2002. Yo era en aquellos años, Concejal Delegado del Cementerio e intentaba esmerarme por el estado de ese lugar entrañable donde descansan para la eternidad quienes construyeron el Presente.
Caminando, en aquellas fechas, por la zona donde mis padres tenían adquirida y preparada su "ultima morada", tuve un encuentro que me impactó y mucho. El Diego y la María (llenos de vida ambos), haciendo gala de una manía humana por dejarlo todo preparado, se habían preparado hasta su foto, en pareja, en el extraño concepto de verse desde fuera en la imagen cuando estuviesen dentro. Todavía me duelen los dedos por el esfuerzo al arrancar esa foto.
Aquello me causó un impacto tal que arranqué con mis manos la foto y la guardé sin comentarle nada a ellos ni reprocharle ese acto que a mi me parecía tan extraño como absurdo. Nunca supieron donde se encontraba el "camafeo", ni yo hice el más mínimo comentario que no fuese sonreír cuando me comentaban sus deseos y manías tras la muerte.
"¡Dejadme de historias y pensad en vivir que solo tenemos una vida y es para disfrutarla, cada cual a su manera. Tener claro que estaremos más tiempo muertos que vivos y no hay prisa por marcharse al lugar del que nadie regresa...!", les respondía siempre ante cualquier comentario negativo. Hoy, 16 años después (y ojalá hubiese pasado el triple o más), la misma foto está colocada en el sitio que ellos querían.
No se si hice bien o mal. Pero ahora, he cumplido aquel extraño deseo de ambos. Y la verdad es que estaban muy bien los "joios" cuando la prepararon. Espero que no se enfaden mucho conmigo por habérsela quitado hace 14 años.