"EL TIEMPO, ¿PARA QUÉ?", por Manuel Rodríguez V.

Cuando me preguntan que opino de la crisis, les respondo, " Ésta, solamente me quitó dinero, lo demás, en forma de aprendizaje y reflexión, me lo dio absolutamente todo,”. Me permitió compartir, una de esas reflexiones.

Me atrevería a decir que, la palabra más usada desde la Revolución Industrial hasta nuestros días y, en función de la cual se desarrollan todos los adelantos tecnológicos, es la palabra TIEMPO. “Lo hace muy rápido”, “Le ahorra tiempo”, “Corre más”,…. y, un sinfín de frases que, de pensar detenidamente en cada una de ellas, en los minutos y horas que los productos anunciados le ahorrarían en TIEMPO de seguro, dispondríamos diariamente más de la mitad de la jornada.

Utilizando solamente el tiempo ahorrado en, maravillosas horas para pensar , pensar en lo que hacemos y queremos hacer, hacia donde vamos, hacia donde quisiéramos ir. En definitiva, pensar si la rutina que hacemos nos produce felicidad, paz y, bienestar.

Sin embargo, lo cierto es que ese TIEMPO, que continuamente estamos ahorrando, al no ser utilizado, se va trasformando en otra cosa. Es como si existiera una máquina, donde, por una parte, entra éste, en estado puro y al final , saliera procesado en capsulas de ansiedad, dolor y, frustración.

Vivimos en una sociedad, en la que diariamente nos venden la idea de, EL DERECHO A SER FELICES. Que, para ello, debemos obtener unos determinados objetivos físicos, ser esbeltos, atléticos, altos y guapos y, materiales, como pueden ser, coches último modelo, casas grandes, etc. etc., sin éstos, la felicidad seria incompleta.

En el mismo instante que obtenemos esos objetivos y por lo tanto, deberíamos lograr la felicidad, en ese mismo instante, ¡¡quedan caducos!! y, deben ser reemplazados por otros más sofisticados, con los cuales sí, ¡¡esta vez, si !!, alcanzaremos la felicidad; y así sucesivamente, hasta que mueras en el intento, en la búsqueda de ser feliz.

Esto me recuerda a la liebre que, tiene sujeta en su lomo, una vara con una zanahoria colgada, corre y corre, desesperada, tratando de alcanzar la zanahoria, que siempre está 50 cm delante de ella. Se pasa toda la vida en pos de su objetivo, la zanahoria. Un buen día, después de mucho correr, cae agotada a la orilla de un camino, extenuada, y a punto de morir mira hacia los lados, hacia atrás y descubre que había estado toda su vida corriendo por un hermosos sembradío lleno de zanahorias, y ahora, que las había descubierto, no tenía fuerzas, ni tiempo ya, para disfrutar comiéndolas.

Hagamos uso de nuestro tiempo ahorrado para reflexionar sobre nosotros, sobre nuestro derecho a vivir en paz.Esa palabra encierra todo, absolutamente todo. Una persona en paz, es una persona feliz, sana, creadora, es, en definitiva, una persona maravillosamente completa, que adquiere consciencia de su entorno, la naturaleza, los animales, las personas, el aire, en síntesis, la vida y que, el disfrute de todos ellos, encierra la felicidad más absoluta.

Todo lo demás, son baratijas y complementos de bazar chino que, al igual que la varita en lomo del conejo, son portadoras de una zanahoria que no alcanzarás nunca, mientras corres veloz por el sembrado.

Manuel Rodríguez V.

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