Cualquiera con un mínimo de sentido común sabe que el problema de Cataluña solo se puede resolver a través del diálogo. Quién crea o piense en otras alternativas, desconoce la realidad o es un irresponsable que solo piensa en sacar rédito político a uno de los problemas más graves a los que se ha enfrentado España desde la transición. En el primer grupo incluyo a muchos ciudadanos que están desinformados y manipulados por la élite política y mediática, en el segundo a los políticos de la derecha que buscan atajos ilegítimos para llegar al gobierno y al poder mediático que responde más a los intereses económicos del patrón que a su deber cívico de informar con objetividad. Digo que buscan atajos ilegítimos porque, esos políticos, saben perfectamente, porque ellos sí que tienen la información, que no hay más alternativa que dialogar en el marco de la Constitución Española para salir de este callejón. Sin embargo, utilizan la mentira, la exageración y la radicalidad en perjuicio de España y los españoles con el único objeto de obtener el poder para contentar a la mano que les da de comer. 

A los independentistas catalanes hay que ganarles en las urnas quitándoles la mayoría en el parlamento, no incendiando las calles. En las urnas se les gana con razones y para ello el único camino es el diálogo. Si alguien tiene o sabe de alguna solución que no sea el diálogo y sea constitucional, que lo diga. Yo todavía no he escuchado ninguna de la boca de estas criaturas salvapatrias que compiten por ver quién dice el exabrupto más fuerte.

En 2019 el PSOE cumplirá 140 años de vida. Ningún partido de los que se dicen tan patriotas ha luchado tanto y con tanto ahínco por España y la unidad de España. Por tanto, cuestionar al PSOE por ello es un insulto a la historia de España y al trabajo de cientos de miles de españoles y españolas.

Envolverse en la bandera para defender a España es un síntoma de debilidad, a España se la defiende defendiendo a sus gentes, defendiendo la igualdad, la justicia, el bienestar social, los derechos y libertades. Decía Antonio Machado “en los trances duros los señoritos invocan a la patria y la vende. El pueblo no la nombra siquiera, pero la compra con su sangre”. Que sabio fue y que razón tenía. Hoy los nuevos señoritos hacen lo mismo para enfrentar al pueblo y conseguir sus objetivos sin importarles las consecuencias.