Divide y vencerás

Artículo de opinión de José Munuera Lidón

Cumplir años, además de envejecer, da perspectiva y cuando las cosas se ven con el poso de la edad, no valen brochazos oportunistas de última hora ya que cada cual está en el sitio donde el tiempo y sus hechos le han puesto.

Son ya unos cuantos decenios en los que la izquierda española viene renegando de la Bandera Española, incluso de la nación que representa con la que parecen sentirse incomodos, siendo manifiesta y reiterada su voluntad de que la palabra España no salga de su boca, son capaces de pronunciar 20 veces seguidas “este país”, el eufemismo izquierdoso preferido para referirse a la tierra que los vio nacer. Al menos el abajo firmante, nunca ha visto una bandera de España presidiendo actos de estos partidos. Y ahora que otros lo hacen, sintiéndose orgullosos por formar parte de la nación que les da esa libertad que los ucranianos no tienen, parecen darse cuenta de que su mensaje jamás llegara a aquellos que anteponemos nuestras raíces a las inclinaciones políticas del momento, a sabiendas de que no existe en el mundo individuo alguno que pueda ser libre sin una nación que lo acoja.

Los partidos de la izquierda que nos gobierna y digo nos gobierna, por llamarlo de alguna manera, han dado en decir que quienes hacen uso de su bandera se están apropiando de ella, cuando la cuestión real no es que algunos se la apropien, sino más bien, por qué los partidos de izquierda y extrema izquierda reniegan de su historia y tradiciones en forma de bandera, cosa que cualquiera que tenga ojos y oídos habrá podido apreciar de manera recalcitrante durante tantos años.

Ha tenido que llegar un partido político que aprecie en su ideario las tradiciones de la Nación Española y de la Hispanidad, todo aquello que los autodenominados progresistas, esclavos de su ignorancia vienen denostando, para que los que antes alardeaban de otras banderas digan ahora que los que se atreven a usarla se apropian de ella, mientras en infinidad de actos políticos de la progresía izquierdosa proliferan banderas de los más variopintos colores, con el puño y la rosa, la hoz y el martillo, de la UGT, CCOO, de IU los verdes, del PCE, gallardetes morados o con el arco iris. Todas las que quieras, pero nunca verás una bandera española porque como todos sabemos, no hay nada más progre que renegar de las propias raíces.

Ahora alzan su voz para decir que alguien quiere apropiársela, pero ya es tarde. Aquellos que desconocen lo que representa una nación, porque así lo manifiestan cuando dicen que una nación es su sanidad, su educación o cualquier cosa que se les ocurra, pero jamás dirán que pertenecer a una nación te puede dar la libertad como individuo o que una nación no existe porque a alguien le da la gana, sino cuando el resto de naciones la reconocen.

España o Inglaterra ya existían como unidades nacionales en el siglo XVI mucho antes que Alemania, Italia, Bélgica, Holanda y tantos otros países europeos o americanos como EEUU donde las banderas de los estados son anteriores a su Federación. España no pudo ser reconocida jamás como nación, simplemente porque no existían naciones para reconocerla, cuando apareció el concepto moderno de nación, España ya existía. De hecho, el nacionalismo español jamás ha podido existir por ser un concepto  acuñado con posterioridad a la existencia de la Nación Española, cosa que no ocurre con los separatistas que tienen que fomentar el sentimiento nacionalista, que tantos muertos ha causado en lugares como la desaparecida Federación Yugoslava. Separatistas vascos o catalanes tienen que renegar de su verdadera historia para aspirar a tener el estado independiente que buscan, pero si nos fijamos, siempre hablan de estado independiente y no de nación, la razón es sencilla, nunca serán capaces de explicar lo que diferencia a un Catalán o un Vasco del resto de españoles, salvo su RH como bien dijo un político racista llamado Arzalluz, aventajado seguidor de otro machista, además de racista, llamado Sabino Arana que sorprendentemente en 2022 sigue siendo un ejemplo para la juventud educada en las Ikastolas.

En el caso de España, la bandera de la Nación también lo es del Estado, cosa que no ocurre con el Reino Unido donde la bandera del Estado Británico creado a principios del siglo XVIII mediante el Tratado de Unión no es la misma que la de las naciones que lo componen, lo mismo ocurre con los cantones Helvéticos cuya confederación se llama Suiza o con los estados norteamericanos federados que forman los EEUU.

Pero hay casos curiosos, países como China o la Antigua Unión Soviética donde la bandera del Estado, la nación y la del partido son la misma. Por no hablar de la siniestra Alemania Nazi donde también se daba esta triple coincidencia y como consecuencia de ello todo el que quería progresar, tenía que ser del partido.  Pero no hace falta remontarse siempre al pasado, actualmente vemos con total naturalidad un lugar llamado Euskadi donde la bandera de la nación vasca, la del estado vasco y la del Partido Nacionalista Vasco son la misma. Al que no le guste ser nacionalista, mejor que se busque las habichuelas fuera de allí.  Una casualidad solo comparable al régimen Nazi, al régimen Soviético o a la China comunista. Si alguna vez Euskadi se separase de España, los que no traguen, solo tendrán dos opciones y ninguna será buena para ellos.  Lo curioso es que contemplemos con total normalidad que la imaginaria nación vasca y su estado tengan la misma bandera que el partido gobernante y nadie se despeine. Eso sí que es apropiarse de una bandera que gracias al blanqueamiento con el que tantos medios de comunicación, indecentes han venido enjabonando el separatismo vasco, maceando, maceando, han conseguido que veamos con naturalidad una circunstancia cuyo espejismo produce nauseas.

Divide y vencerás nunca falla.  La victoria esta cercana cuando consigues dividir a la población de un país entre republicanos y monárquicos, mujeres y hombres, heterosexuales y homosexuales, creyentes católicos y no creyentes, tolerantes con todo menos con lo católico, entre vascos o catalanes y los demás, ente los de secano y los de regadío, ricos y pobres, entre cazadores y animalistas, vegetarianos enfrentados a omnívoros, taurinos y antitaurinos. En definitiva, todo lo que a cualquiera se le pueda ocurrir para dividir una nación geográfica y humanamente.

A todos estos ingredientes de división solo planta cara un símbolo de unión, llamado Bandera de España denostada y ultrajada de manera interesada, gracias al espíritu revanchista de la izquierda Española tras perder la Guerra Civil, porque como todo el mundo sabe, la guerra no la gano Franco, la perdieron las izquierdas españolas divididas de manera fratricida y lideradas por comisarios políticos, al más puro estilo Estalinista que traumatizados por la primera derrota de la historia del comunismo, sucedida en España en 1939, pretenden desde entonces imponer que la bandera de la II República Española sea más legitima que la tradicional bandera de España, sin ser conscientes de lo que decía el artículo I de la Constitución promulgada el 9 de Diciembre de 1931  “España se constituye como una Republica de trabajadores….”

Me pregunto si en esa constitución no había sitio para empresarios, jueces, militares, eclesiásticos, terratenientes, aristócratas o cualquier sujeto que no fuese un trabajador. O sea que, en el año 1931, todos los españoles tenían que ser trabajadores. Menos mal que fracasó, porque ejemplos con esos mimbres los tuvimos en la extinta República Democrática Alemana, que a la sombra de la URSS fue cualquier cosa menos democrática, como lo hubiese sido España de a haber ganado la Guerra Civil el Frente Popular, sin contar nuestro presumible paso por la II Guerra Mundial para devolver el favor, previo pago en oro, al camarada Stalin.

A estas alturas, creo que nadie negará que todas las banderas sirven para dividir. La excepción es la Bandera Nacional porque al tiempo que nos separa del resto países, une a los que nos sentimos representados por ella que no somos otra cosa que personas bien nacidas y agradecidas por el sacrificio que hicieron nuestros antepasados para que hoy podamos vivir, teniendo la posibilidad de ser libres. Ni más, ni menos que lo que están haciendo hoy los ucranianos. Lo seguro es que dividir acerca la victoria a quien divide, dividir es vencer, pero me pregunto quien saldrá victorioso de este suicidio colectivo que nos estamos espetando de manera tan gratuita. Los españoles seguro que no.

José Munuera Lidón

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