La gastronomía tunecina, con influencias de la cocina bereber, árabe, turca e italiana, cuenta con un elemento propio de sus grandes palmares que está repleto de propiedades beneficiosas, forma parte de la cultura y es símbolo de prosperidad: el dátil.
En el sur de Túnez, sobre las áridas tierras del Gran Erg, se erigen en los oasis las palmeras datileras. El suelo desértico aparenta ser estéril, pero bajo capas subterráneas alberga aguas que dan de beber a estos grandes árboles, convirtiéndose en una fuente de riqueza para la zona, aportando múltiples recursos a sus habitantes.
Cada palmera genera en torno a 100 kilogramos de dátiles por cosecha. Por tanto, cada año, se producen en Túnez más de 115.000 toneladas de dátiles recogidos de los palmerales de Gafsa, Gabès, Tozeur, Nefta y Kebili, que en conjunto suman cinco millones de estos árboles desérticos.
Al llegar la primavera, el fruto se presenta en forma de racimo, que puede llegar a pesar hasta 18 kilos. Al cabo de unos meses, con el calor del verano y el otoño, madura poniéndose amarillo, para finalmente arrugarse, tornarse en color ámbar y alcanzar su dulzor, momento óptimo para ser consumido.
El dátil suele formar parte de la repostería del país por su sabor dulce y se encuentra entre los ingredientes principales de postres como masfuf, hecho con pasas, granos de granada, dátiles y almendras; makrouhd, pastel de sémola y miel relleno de dátiles y frito en aceite (o cocido al horno); y dátiles rellenos con pasta de almendra.
Además, este elemento tiene numerosas propiedades beneficiosas para la salud, ya que es rico en antioxidantes, aportando vitaminas como A, C y E, así como B1, B2 y B3. Asimismo, es una fuente de minerales como potasio, magnesio y calcio, entre otros. Da energía al cuerpo gracias a sus carbohidratos y su alto contenido calórico, por lo que se recomienda su consumo si se van a realizar esfuerzos físicos intensos.
El mejor momento del día para tomarlo es el desayuno, pero para personas diabéticas o con sobrepeso es un alimento que está contraindicado. Por otro lado, sirve para mejorar el tránsito intestinal y regular el colesterol por su alta cantidad en fibra soluble e insoluble; reducir la anemia ya que contiene hierro vegetal y preservar la salud de los ojos, la piel, o los huesos, entre otros, gracias a los betacarotenos, transformados por el organismo en vitamina A. Su decocción tiene propiedades sedantes, favorece el sueño y cura las úlceras.
Además de estas virtudes, el dátil se perfila como algo más que un fruto, formando parte de la tradición cultural por el papel social que desempeña en algunas fiestas religiosas como amuleto. También en las bodas tiene un papel fundamental. Durante la ceremonia, los recién casados se intercambian mutuamente un dátil, representando lo primero que comparten como pareja. Por su parte, en el Ramadán también está presente, ya que muchos musulmanes culminan la etapa de ayuno comiendo un dátil como primer alimento. Igualmente, como expresión de generosidad oriental, se usa para dar la bienvenida a los visitantes, junto a una taza de leche.